El niño interior

Te acordás de aquel tiempo en que las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico "ta te ti, suerte para mi". Se podían detener las cosas cuando se complicaban con un simple: "Pido gancho". Los errores se arreglaban diciendo simplemente: "va de nuevo". Las discusiones terminaban con un "pan y queso" o con un "¡bieeeen!".
El peor castigo o condena era que te hagan escribir cien veces "no debo..." Tener mucho dinero significaba poder comprar más provincias al Estanciero o comprarte un helado, o un paquete de palitos salados en el recreo. Llenar un frasco con hormigas podía mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde. Siempre había una forma de salvar a todos los amigos y bastaba con un grito de: "¡Piedra libre para todos los compañeros!" No era raro que tuvieras dos o tres mejores amigos. "Es muy viejo" y así te referías a cualquiera que tuviera más de 20 años.
Siempre descubrías tus nuevas capacidades y habilidades a causa de un: "esta noche no quiero dormir". No había nada más lindo y prohibido que jugar con fuego, a pesar de que algún mayor te amenazara con que: el que juega con fuego, a la noche se hace pis. "El último es cola de perro" era el grito que te hacía correr como un desaforado, hasta que sentías que el corazón te salía del cuerpo. El poli-ladron, era solo un juego para los recreo y era mucho más divertido ser ladrón que policía. Las bombitas de agua eran la más moderna, eficiente y poderosa arma que se había inventado. La desilusión era haber sido elegido último para el equipo de tu escuela. Venenosa, se refería solo a un tipo de mancha y no a ciertas alimañas o algunas personas. Para viajar de la tierra al cielo, solo tenías que jugar rayuela; la red de una cancha de tenis, tenía la altura perfecta para jugar un partido de voley y las reglas no importaban demasiado.
"Verdad o consecuencia", si eras nena, siempre elegías el color amarillo, ya que solo te preguntaban si era verdad que te gustaba... En cambio, si eras varón, siempre e indefectiblemente, elegías el color rojo y ahí nomás pedías un beso en la boca. Los hermanos mayores eran el peor de los tormentos pero también eran los más celosos, fieles y feroces protectores. Haber llevado un arma a la escuela significaba que te habían atrapado con una honda de rulero. Nunca faltaban los huevos de chocolate y golosinas que traía el conejo de Pascuas, ni el billete nuevo debajo de la almohada que te dejaba el Ratón Pérez... todo a cambio de tus dientes de leche. Guerra, solo significaba arrojarse trozos de tiza y bollos de papel en las horas libres; la guerra era algo que había sucedido antes de que naciéramos y que nunca volvería a suceder. Los helados, por supuesto, constituían el grupo de los alimentos básicos y esenciales.
Tu bici se transformaba en una poderosa moto solo con colocarle un cartón duro o una chapita o una bombita de agua inflada entre los rayos de la rueda; si tu bici tenía el asiento banana, bue... eras el capo máximo de la cuadra. Cambiar figuritas en el patio del colegio: si eras de los más chicos, siempre aparecía uno de los grandes y te decía que te daba un toco de figuritas por una tuya, claro, lo que vos no sabías era que esa que tenías en la mano era la más difícil del álbum. Las situaciones raras las llamábamos: afilar, atracar, bailar, chic-to-chic, chapar, contigo, pan y cebolla corto con... y lo más alto: franelear, pungar la señorita, fulano gusta de, fulano habla con, Ernesto te largo, me arreglé con, piro bar, ¿te vino?, eso o vos te dejás...
Si ustedes pueden recordar la mayoría de estas cosas, entonces significa que realmente han estado vivos, que han tenido una infancia feliz y que el niño que todos tenemos adentro todavía sigue vivo. Al menos yo, me acuerdo de todo eso, a todos nos viene bien tener siempre en mente esos tiempos en que todo era distinto. Reservemos siempre ese pedacito nuestro, en el que todavía somos niños. Porque es el que hace relacionarnos entre nosotros y con la vida, de una forma más pura y más honesta. Esto se lo dedico a cualquiera de mis amigos que necesite un pequeño descanso en su agitada y estresada vida de adulto... y que el último grite: "piedra libre para todos mis compañeros", así, nos salvamos todos...

Leído por Mario Pergolini, alguna vez en "Cuál es?" - Rock and Pop - Lunes a viernes, de 9 a 13hs.

1 Comentarios aquí:

Anónimo dijo...

me fascino el blog. y te firmo aca porque es uno de los relatos mas lindos que lei y que escuche.
bueno botis, nada cuidate beso, nos vemos. adios.