Metegol y Cerveza

Llegás como siempre, tratando de buscar un lugar para tu auto, tal vez lo dejes en la casa de al lado, a nadie le importa. Al entrar por la pequeña puerta, si no hay nadie afuera, saludás a todos y luego te arrimás a tus amigos.
El aire está viciado pero todos siguen fumando, esquivas el metegol, rozando algunos cuerpos y bajo la leyenda de “no se admiten muejeres” está esa barra, abundantes cervezas son disparadas por las gentiles manos del Negro. Tiene el cuerpo marcado por el paso de los años y el trabajo en el campo, pero los ojos puros.
Le pedís una se y se la anotás para el 600. Te reconoce y estruja tu mano, siempre atento pregunta por tu vida y escucha con pasión. Le sobran historias para contarte, detrás de él podés ver su estantería, colmada y desordenada por siempre. Esboza una sonrisa y te ofrece algo para comer, pero solo pedís unos maníes.
Por suerte, tus aliados tomaron el poder del metegol, mientras otros muchachos juegan al truco y unos pocos al pool de antaño, ese que está allí desde antes de nuestro nacimiento.
Tomás dos manijas, tal vez arquero y defensa o mediocampo y delantera, será tu elección, dice tu compañero. La bola se introduce difícilmente por el orificio lateral y comienza a rodar, las voces aumentan y los gritos aparecen, tus manos bailan al compás de ese ballet cósmico. Algunos semidioses pueden dominar aquellas marionetas de metal hasta el punto de desconcertarte plenamente, pero tu corazón late, vibra y te da fuerzas para esa batalla, que paraliza todo el universo cercano.
Una falla, un gol en tu contra, insultás a todo lo que conoces, luego reís y salís del juego… por esta ronda. Te vas a buscar una Coca y le preguntás a Borregón dónde consiguió esa mágica maquinaria en que los sueños nacen, te lo cuenta con pasión, mientras atiende a otros jóvenes que buscan ahogarse en alcohol.
Para cuando terminaste ese vaso, necesitás ir al baño, la odisea de pasar entre la gente se repite. Llegas con la vejiga a punto de estallar, te amotinás frente al inodoro y lo usás, ese que conoce más orinas de las que podés imaginar.
Te sentás nuevamente con tus amigos, charlan un rato, esquivás algunas pelotas que salen despedidas del metegol. Lamentablemente ya son las 3am; es hora de buscar otro asilo para los bebedores y fiesteros, aquellos que lo necesitan ya tomaron valor y calor, en los mismos vasos que cerveza, para ir en busca de mujeres fáciles que sacien su sed de revancha sexual.
Se reparte el grupo en los vehículos y partimos… pero el Negro se queda, ordenando y comiendo, mañana le espera otro día (o noche mejor dicho), donde verá las risas de esos pibes, eso que le da fuerzas y penas. En sus adentros se pregunta: ¿pa’qué?... Metaguacha…

3 Comentarios aquí:

moraland dijo...

Bot muy bueno el blog como siempre y grax por poner mis links en un blog tan grozo como el tuyo

Bel dijo...

q lastima q no se admiten mujeres!!

jaja

un besoo amigoo!
=)

me saludaras algunn diaA?? jaja

Anónimo dijo...

Muy divertido vida!! me re gustó! =) te mando besotes desde el noreste entrerriano.. Podrías en este nuevo año retomar tu blog y llenarnos de nuevas historias!! Sol