Hay veces, hay semanas enteras, en que la oscuridad no depende del sol, si no de las ganas de verlo. Secuestrado por la melancolía duerme de día, abrumado por el insomnio se mantiene despierto por las noches. Siempre está cansado, pero nunca agotado, cada vez ríe menos, cada vez llora menos, cada vez vive menos y muere más. Apoderado por la ajena empatía del universo que lo rodea, su cuerpo, se mantiene en pie y actúa como un reflejo de la sociedad destructora de romance, en que vive inmerso.
Nadie extraña su forma de ser, nadie llora por su amor perdido, todos escapan a la tarea de traerlo de nuevo, tan solo por ignorancia. No fueron las drogas que acabaron con su mundo (en la forma que las concibas), es el siniestro destino que lo hizo conocer los placeres ocultos del silencio mundano, acabando así con la posibilidad de la conquista heterosexual. Sus palabras nada significan en los bares que va y sin embargo, largo poemas derrama su boca, extraños sonetos emite su garganta, todo eso y mucho más, con tan solo verla, o soñarla, que en este caso tanto se asemejan.
Los que se basan en generalidades, encuestas y promedios para hablar, dirían que es una muchacha de baja estatura, sin embargo, él asegura que su belleza no se limita a un solo cuerpo. Los “del rebaño”, comentan que el cabello que crece en su cabeza les recuerda lo peor que han visto en sus vidas, pero, nuestro enamorado sin pestañar, te jura que derrumbaría cordilleras por acariciar su pelo. Algunos no ven su belleza; este… Romeo… dice que no tiene comparación con otro ser vivo sobre la tierra.
Entre mate cocido y pan duro, detrás de las rocas que lo separan de su pasión, detrás de ese muro que no es más que el mutismo insensato producido por la vergüenza pública y falta de práctica oral, justo allí, me confesó: “entre humos y vapores de alcohol, esquivando gente y vasos tirados, la vi en un boliche; estaba sonriendo y me enamoré de aquel gentil pliegue que se forma justo debajo de su ojo, ese que me hizo flotar unos instantes sacándome de la aglomeración común”.
La gente le aconseja, los amigos lo acompañan, la familia lo espera, nadie sabe quién es esa joven, pocos saben si realmente existe, pero su mundo parece acabarse, al menos si sigue así. Sabemos, los pocos que notamos en sus vidriosos ojos, que una vez le habló, fueron segundos, fueron pocas palabras, por unos días volvió a vivir… y hoy, continúa su sufrimiento, así será y seguirá siendo, hasta que sepa su nombre.
1 Comentarios aquí:
chee
sos una maaquina d escribir!
cada vez q paso por aca tengo mil quinientos setenta y tres posteos q leer.
Y como todos los q empiezo me gustan, no puedo dejar d terminarlos.
Un beesoo che!
y algun dia saludame
¬¬
sos mala persona!
jajaja
nos estamos viendo!
:)
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