Otoño soleado.-

[Para algunos esto es la continuación de La enigmática. Gracias Bel por el comentario.]

Parece que la tristeza sucumbió una vez más ante la luz expectante del diálogo. Fue un amigo, de esos que nunca la confianza se pierde, quién puso una mano en su hombro y lo llenó de valentía. Tan solo debía derrocar al temor presente de las palabras en público para vencer y así pasó.

Frente a una barra de un boliche (de esos que él tanto odiaba), durante el momento menos apropiado, ya que otro joven la cortejaba, se puso en marcha e intercambió saludos en dialecto nocturno con ella. Nadie lo notó pero, sonrisa mediante, hizo una rebelión interna, monumental y desmoronó el paredón de angustia.

Su boca temblaba, es verdad; sus manos sudaron aún más de lo normal, es cierto; mientras un cerveza pedía, el alma volvió a su cuerpo y lucha dio al ser horripilante de la soledad, que hacía ya tanto tiempo no lo dejaba descansar en paz. No fue más que una pequeña broma o jugarreta lo que se dijeron, pero le alcanzó para ponerse contento.

Nada del otro mundo pensarán los que pasan la vida acompañados por amores fugaces, uno más que intenta remontar el barrilete de plomo ostentará el ganador del pueblo, pero aquí, entre mentiras y realidades, sólo él y ella sabrán que sintieron allí. Pues bien, continuase la noche como de costumbre.

Quién conducía el vehículo, tan anhelado por los caminantes, ese domingo, anunció su partida y, como abejas a la reina, varios acudieron a él. Rogando piedad, sabiendo que la amistad podía, consiguió unos minutos más, diez de ellos para ser exactos; para así buscarla, mostrarle una vez más su rostro, para sonreírle al menos por última vez y obtener su nombre, como fuese necesario, cual ratón espina quita al león.

Y allí, cerca de la puerta, faltando tan solo segundos para que el tiempo lo avasalle, partiendo la divisó. De la mano de una amiga caminaba abriéndose paso entre la gente con gracia y elegancia, él sin silueta elegante y con mucho menos cuidado, se le precipitó. Finalmente pudo explayarse, por pocos minutos, pero tiempo necesario para que ella lo recuerde (esperemos) y no el suficiente para quedar como uno más del montón (roguemos).

Partió del lugar con sus amigos terminada esta charla, el nombre de su Julieta se lo guarda solo para él. Se lo llevará a la tumba, a la cama, o al menos, hasta el próximo encuentro, en secreto quedará… Esa noche durmió tranquilo, como hacía eones no lo hacía, sin saber lo que el futuro le depara a un enamorado del platónico placer de la ignorancia general.

1 Comentarios aquí:

Bel dijo...

y otra vezz entroo a tu blog y tengo 20 cosas q leeer.
Pero definitivamente, ésta es la q más me gustaa.. :)
jajaj

obvio, vas a ver q no se olvida.. "el chabon copado" nuncaa se olvida.

yy.. q se yoo, vivimos hablandoo..
asi q dejo comentario xq me gusta, nada mas q por eso, jajaja

besoo che.nos seguimos por msn