[microrrelato] Anónimo

No quería morir en el anonimato de la trágica monotonía del proletariado. A diario sucumbía ante los pensamientos irreales de ganar la lotería y abrir su propia fábrica, conseguir por una rifa una casa y otros sueños ilógicos que habitan en la gente.

Contaba con una serie de amigos fieles y familia disfuncional pero amorosa, lo que normalmente le levantaba el ánimo y hacía que fuese feliz, al menos tenía esa forma de escapar de la dramática realidad.

Pero los días de desconocido se amontonaban, cada vez eran más y su mente se retorcía de a poco. Llegaron los momentos de paranoia, el despido del trabajo, el hambre y otras penurias que no lo dejaban ser (ni estar).

Cierto día viendo, por el ventanal de un café, como asumía por segunda vez una misma mujer al máximo poder argentino, se percató de cómo dejar una marca en la historia nacional. En ese mismo momento, sin más pensarlo, fue a la casa de sus padres, tomó la pistola de seguridad que se hallaba en el dormitorio y viajó hasta la plaza de mayo.

La multitud aglomerada y contratada, no ocupaba más que la mitad de aquel lugar. Se abrió paso entre sindicalistas y viejas chusmas. Estaba a solo a cinco metros de la presidenta, sostenido por el grueso brazo de un señor de seguridad. Sacó de su morral desvencijado el arma y disparó.

En vivo y directo los medios nacionales (y alguno que otro internacional también) mostraron como moría esa señora y como linchaban al asesino, hasta ser rescatado por la policía para su posterior enjuiciamiento. Su nombre se hizo público en muchos diarios al otro día. Alcanzó la fama, por el método más extraño.

Su familia, desarmada, se tuvo que exiliar, los amigos lo niegan como parte del grupo. Más solo aún quedó en la prisión. Una semana después las noticias de turno eran otras, su caso fue olvidado, otra vez anónimo, pensando como resurgir.


N. del Botis: este es un microrrelato que me surgió de ver ESTA foto. Obviamente es una historia, es ficción, no tiene (casi) nada que ver con la realidad.

1 Comentarios aquí:

Anónimo dijo...

La misma teoría, o tal vez la pregunta: no hay alguien tann loco como para matar de una vez a esta mina??, fue el tópico en mas de una de esas charlas donde se trataba de buscar soluciones cuando el problema del campo estaba en su punto de ebullición.
Creo que esas cosas solo pasan en USA. (Obvio que no es la solución, aclaremos)
Con lo asquerosa que esta en esa foto fue bastante controlada tu reacción...
Simpatico microrelato anónimo.
Saludos,
JM