Letras

En la soledad profunda, como las noches en que las estrellas no se ven y la luna no muestra su único rostro, la fría luz de un monitor iluminaba su rostro. Percudidas las teclas, resonaban en la habitación media vacía. Saludos, palabras, preguntas. De los flagelados dedos brotan letras que se combinan misteriosamente, formando a veces las frases correctas, en otras ocasiones… invocan a malos temas.
En aquellos diálogos anónimos escondía sus verdades, regalaba versos a quien desease oírlos. Ese misterioso joven buscaba alguien que se interesase en sus palabras, al mismo tiempo que la curiosidad lo empujaba constantemente al encuentro de nuevas ideas, traídas de distantes países incluso, y personalidades tan variadas que le tocaban a menudo la conciencia. Y como su propia nación, que se creó a partir de una mezcla de inmigrantes y sus diversos bagajes, sus pensamientos se empaparon de los demás, tomando lo mejor y dejando de lado lo que consideraba innecesario, superfluo.
Pero sin lugar a dudas, por más que se pierda la confianza en el camino, se puede encontrar con una mente interesante que pulula en la misma hazaña implícita que este muchacho. Carácter gentil, espíritu sabio y antiguo, combinados en la hermosa piel incaica de una tierna chica.
Ella soñaba día y noche, despierta y dormida, con otro. Tímida pero no sumisa, pasó largos inviernos suplicando por el calor ajeno de un pibe que no correspondió como debía. Nunca imaginó que sería ese día que llegaría a su vida un incógnito adversario, que sin más porte que su voz y su palabra, invitaba a creer una vez más en las agraciadas virtudes de la confianza.
¿Cómo es posible que dos almas, que tanto tienen en común, queden divididas por una indudable y gigantesca distancia? Como si el tiempo no fuese lo suficientemente tirano, el cruel destino involucra a los desalmados kilómetros que separan en la realidad física, tangible y sofocante del universo.
Sin embargo, dos jóvenes de buena voluntad, logran desafiar la mediocridad social a diario. Disputando contra las barreras que imponen los clasistas, usando como únicas armas su imaginación y deseo mutuo, ganan las batallas más difíciles.
Palabras vienen y van, los silencios llegan pero no son incómodos, son placenteros como sujetar una mano, cruzar sus dedos y dejarse llevar por las calles porteñas. Miradas penetrantes alcanzan lo más íntimo de su ser. No comparten íntegramente sus ideologías pero al plantearlas, comentarlas y criticarlas, saben abrir sus corazones, exponerse ante el otro como si se conociesen de siempre, latiendo al unísono.
Sin ofensas, sin enojos, el sueño atrapa los cuerpos pasionales que ya no resisten la lucha contra el cansancio. Dejan para otro momento la continuación de una historia que aún no comienza. Largas y prósperas son las vidas de aquellos que las comparten. Un mismo continente en común, hogares distintos, cabezas que reposan sobre almohadas y sueños que se entrelazan. Mañana sale de nuevo el sol a medianoche para ellos.

1 Comentarios aquí:

Tefy dijo...

cuantas cosas en estas letras, palabras... sos tan groso